Vocación vs. Vacación
*Una serie de aforismos del poeta Enrique García-Máiquez originalmente publicada en la revista "La Antorcha", iniciativa impulsada por la Asociación Católica de Propagandistas.
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Dios Padre en el Génesis creó al hombre para que trabajara. Jesús curó a la suegra de Pedro para que les sirviese. El tercio del ocio es el ámbito competencial del Espíritu Santo.
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Esta paradoja de tener que entregar un trabajo sobre el ocio. Pierdo media tarde saboreándola muy lentamente y, entonces, se restaura el equilibrio mágico de la lógica.
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Cuando rezamos mediante la intercesión de nuestros muertos, los sacamos de su ocio, y ya eso nos lo agradecen en el alma.
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No hay que confundir valor y precio, sobre todo para no olvidarse del valor del precio ni del precio del valor.
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Paradójicamente, la pereza pudre al ocio y sazona el trabajo.
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¡Qué desesperado hay que estar para empeñarse en divertirse!
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Salta a la vista que muchos organizan sus viajes y actividades de vacaciones para contarlos después. Se cargan el ocio, que prescribe una profunda presencia en el presente.
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El pescador en la orilla de la playa con la gorra de capitán de barco con entorchados dorados se tomaba en serio al mar. Ejemplarmente.
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No hacer nada es una manera escolástica de descansar en la insondable bondad del ser.
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La poesía, aunque se escribe un martes, es el descanso dominical de la literatura.
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El aforista debe ser un partidario profesional del ocio. Antes, para que se le ocurra el aforismo. Después, para que no se le alargue por nada del mundo.
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La vocación convierte el trabajo en un ocio superior. La vocación es la antítesis de la vacación.
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Voy por el gusto de mis amigos o por la afición de mi mujer, pero para mí, ir a una fiesta es un inmenso sacrificio, esto es, es una fiesta... religiosa.
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La resaca machaca el ocio por la espalda.
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La siesta tiene un punto de chulería a la cara (o a la espalda, da igual) del mundo moderno. Dormir la siesta resulta contrarrevolucionario.
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Qué a duras penas reprimo mis deseos de gritar a los aburridores y a los enredadores: "Mi tiempo lo pierdo yo!".
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Reflexione usted sobre el reflexivo. "Perder el tiempo" y "perderse del tiempo" son actividades diametralmente distintas.
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La diferencia entre el enamoramiento y el amor es que el amor también trabaja.
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Lo de tomar el sol guarda un último tic de rentabilidad y aprovechamiento. Para practicar completamente el ocio perfecto hay que tenderse a la sombra. No tomar nada de nada.
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Te hacen esperar. Utilizas ese tiempo espeso para rezar o para empezar un poema. Transmutas prodigiosamente la espera en esperanza.
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El ocio es una convalecencia con excelente salud. Imprescindible.
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La cita es ocio del escritor.
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Cuántas veces no me suspiro lo que JRJ: "¡Qué pereza... de dejar de trabajar!". Pero como no queda más remedio, me recuerdo en último extremo a mi Aquinate: "Una sola cosa da un reposo verdadero: la alegría. Intentar descansar en el tedio es un equívoco". Con todo, lo esencial nos lo dijo Javier Almuzara: "Todo lo que no sea ganar la eternidad es perder el tiempo".
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ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ