Vivir para contarlo

10.12.2021

Tres microrrelatos de Rafael González de Canales Díaz

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VIVIR PARA CONTARLO

Un loco le contó una historia a un loco que, a su vez, se la transmitió a otro loco y, con todo, era un loco siempre el que contaba la historia... 

Hoy te la cuento a ti.

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EL ALMACÉN DE LA FAMA

Un náufrago vivió veintisiete años en tierra, nueve en barco y, sus últimos tres, en una isla desierta. A pesar de ello, no contaba con un desierto propiamente, sino con un gran almacén de botellas de vidrio. 

Cada botella tenía inscrita una fecha y el nombre de un lugar y, en su interior, se hallaba un mensaje desesperado de algún desgraciado que, como él, había caído presa de un coleccionismo atroz de correspondencias transoceánicas. Al parecer se escribía semestralmente con un semejante y, a las doce del mediodía, sin falta, le llegaba un nuevo mensaje. 

A los pocos días de su muerte acudieron en masa los turistas quienes, conociendo su paradero, quisieron levantar una fundación benéfica en su memoria.

LENGUAJE POLÍTICO

Cuando el hambre y la pobreza hostigó la paz política y social del cercano reino, las clases populares amenazaron al rey, so pena de revolución, exigiendo erigirse esta como cabeza soberana del reino.

Como el monarca era astuto y las clases no estaban instruidas, intuyó la necesidad de cambiar los roles, con el fin de permanecer vivo como súbdito y de ceder su poder a la mayoría.

Y así fue, el gran título de rey y señor fue sustituido por el de súbdito y viceversa. Ahora, persuadido el pueblo de su nueva denominación, se dispuso a seguir sirviendo como antaño.


RAFAEL GONZÁLEZ DE CANALES DÍAZ