Psicología de la personalidad (II)

20.06.2022

ESTRUCTURA DEL ARQUETIPO

El método de las 16 personalidades establece la forma de los arquetipos como una estructura jerarquizada y en orden decreciente del nivel de atención que la mente humana concede a cada una de las funciones cognitivas empleadas para percibir y procesar la información del entorno que la rodea.

Esta estructura se presenta de manera semejante al siguiente modelo:

1ª función (optimista +)

2ª función (pesimista -)

3ª función (optimista +)

4ª función (pesimista -)

Las funciones marcadas en color verde representan funciones de carácter optimista o positivas (+), al tiempo que las que aparecen en color rojo son funciones de carácter pesimista o negativas (-).

Atendiendo al significado literal de las palabras optimista y pesimista, podemos deducir una percepción de la realidad absolutamente positivista de las funciones primera y tercera; así pues, estas funciones optimistas carecen de vergüenza alguna y no buscan permanecer ocultas, sino que, por el contrario, se muestran en su máxima expresión a la vista de todos los presentes, apareciendo como las más claras y visibles en los individuos. De manera bien significativa, las funciones de carácter pesimista permanecen generalmente escondidas a una primera vista, requiriendo de forma generalizada la exposición de la persona a un ambiente de alta confianza o una situación de intensidad emocional para poder ser identificadas con cierta claridad.

Se muestra también una clara tendencia a la percepción positiva o negativa por parte del individuo en la aplicación de sus funciones de uno y otro carácter. Por ejemplo, una persona con Fi pesimista no sólo tiene predisposición a mostrar algo menos sus sentimientos que otras personas, sino que, por añadidura, se mostrará (en términos generales) una concepción un tanto sombría del empleo rutinario de las emociones para interactuar con el mundo que rodea a la persona.

En paralelo, las 4 funciones que componen el arquetipo mental se dividen en 2 caracteres de diferente enfoque (referencia del capítulo 1), uno extravertido y otro introvertido. Resulta de vital importancia para el empleo de la teoría psicoanalítica de Jung aceptar que un mismo arquetipo presenta a su vez otros tres que se corresponden con cada una de los 4 niveles de profundidad de la mente: ego, subconsciente, inconsciente y super-ego; siendo estas 4 formadas por los 2 enfoques de todas las funciones.

Todo esto se irá comprendiendo con mayor rigor y precisión conforme se avance en capítulo presente.

El Ego

El ego es el área de la mente en que se desarrolla la inmensa mayoría de la actividad cerebral, y la que recoge la práctica totalidad de las características esenciales del individuo. Tal es de ese modo que, al proceder al análisis de una persona determinada, son las funciones encuadradas en el ego aquellas que se trata de identificar.

Con anterioridad hemos hablado de la existencia de una cara visible y otra oculta de las funciones; siendo estas simplemente sus enfoques introvertido y extravertido, de manera que el ego incluye únicamente la parte visible de las 2 funciones más desarrolladas de la mente. Pese a ello, el arquetipo teórico que presenta el ego incluye también al carácter visible funciones tercera y cuarta (que como veremos, constituyen el subconsciente).

Las caras escondidas de las funciones que componen el ego forman el inconsciente, la sombra del ego, del que hablaremos más adelante.

El arquetipo teórico del ego se muestra pues, de la siguiente manera:

Función HÉROE (+)

Función PADRE (-)

Función NIÑO (+)

Función INFERIOR (-)

1) La función héroe o función principal, es la función más visible y desarrollada de toda la mente humana. Abarca literalmente todas las capacidades que la mente emplea al comienzo de abordar cualquier tipo de situación.

Es una función optimista, como hemos indicado con el signo + en la estructura representada; pues el individuo es plenamente consciente de su potencial (y también sus defectos y debilidades), lo que le permite encontrarse plenamente cómodo en este terreno.

El nombre de Héroe pretende hacer referencia al enorme potencial del individuo en dicha función, así como el conocimiento de este de sus puntos débiles (todo gran héroe es consciente de sus limitaciones, y no tiende a ser arrogante, sino que el contrario, se limita a cumplir su trabajo asumiendo que su poder, conlleva también una gran responsabilidad).

2) La función Padre o función auxiliar, es una función de un peso escasamente proporcional a la visibilidad que muestra en la conducta y personalidad del individuo, pues tiene una influencia comparable a la función principal, y sin embargo no es percibida por otros individuos con ninguna facilidad.

Esta función cumple con el rol del "asesor personal" del héroe, actuando como una conciencia altamente responsable cual persona con experiencia, de unos 50/60 años que, por ende, muestra con una elevada madurez, una visión serena y un tanto pesimista del mundo en que se encuentra, lo que permite compensar las posibles "salidas de tono" que pueda mostrar el optimismo del héroe.

Resulta entonces, por lo tanto, la función de la mente humana que alberga las capacidades en que el individuo muestra auto-exigencia, y es consciente de su margen aun de mejora pese al alto nivel que ya presenta en el desarrollo de dichas habilidades.

3) La función Niño, que bien puede considerarse la función protegida de las dos principales; es una función que muestra un carácter irresponsablemente optimista, toda vez que presenta una visión sobrevalorada de las capacidades que se incluyen en el funcionamiento de la función en cuestión.

Su papel dentro de este metafórico juego de roles que estamos mostrando dentro del arquetipo teórico del ego, coincidiría con una figura similar a la del hijo (niño de unos 7/8 años, o hijo adolescente en plena arrogancia adolescente, según se prefiera) del representante del héroe, y que, a su vez, admira al representado por su padre y fantasea incluso con ser su futuro ayudante en igualdad de condiciones.

Podríamos imaginarnos una hipotética situación en la que el famoso jugador de fútbol Lionel Messi (héroe) tiene por representante a un hombre extremadamente responsable pero también más serio y frío de lo habitual en los hombres de su edad (función padre, que se encontraría en torno a los 50/60 años); y el cual tiene por hijo a un niño de unos 8/9 años que ha demostrado mejores cualidades que sus compañeros de clase para el balompié. El niño en cuestión adora a Leo Messi y se ve a sí mismo (su talento en los partidos del recreo del colegio se lo demuestran, o eso quiere creer) como sucesor del jugador en el futuro. Dentro de tal situación, Messi estaría maravillado por la actitud del hijo de su representante, la cual encuentra altamente adorable, y suele gustarle recibir su visita y jugar con él a cualquier cosa (el héroe quiere que el niño sea feliz y se divierta); hecho que en ocasiones lleva a hacer que Messi tome al niño en hombros y realice con él a sus espaldas saltos mortales, situación ante la cual el padre y asesor de Messi se horroriza y pide cuidado al jugador para evitar disgustos (la función Padre actúa para frenar las actitudes irresponsables del héroe con el niño).

No obstante, pese a la imagen de irresponsabilidad que le corresponde (sin ánimo alguno de caer en la exageración) a la función Niño; debe remarcarse la extrema importancia de esta función en el desarrollo de la personalidad del individuo, dado que alberga la ilusión, la magia, la esperanza y la inocencia de los niños, que el ser humano pierde progresivamente con el paso de los años. Por ello, resulta de vital importancia desarrollar esta función, así ganará seriedad y la humildad que siempre acompaña a la comprensión de la triste y dura realidad, al tiempo que siempre mantendrá viva la chispa de la ilusión que todo ser humano necesita para ser feliz.

4) La función Inferior es la función más débil y pesimista de todo el arquetipo teórico del ego. En ella se localizan los principales miedos e inseguridades del individuo.

En vista a no desprendernos de la magnífica costumbre de mostrar todas nuestras novedades con roles metafóricos, vamos a tratar en esta ocasión de visualizar la presente función como un niño aterrado por la realidad que lo rodea. El niño requiere una buena dosis de apoyo moral, seguridad y, sí también de cariño y afecto. Es fundamental apoyar a esta función con lo que en psicología convencional se conoce como "refuerzo positivo", con el fin de que avance progresivamente hacia una situación de confianza óptima en sí misma.

Si esta función es atacada o amenazada (o al menos, que así lo sienta la persona), el niño asustadizo entraría en un estado de verdadero terror; huyendo probablemente a alguna de las esquinas de su habitación, de donde no tendrá fuerzas para levantarse, ni ganas, puesto que "el monstruo anda cerca".

Paradójicamente, esta función presenta un potencial mayor que la función Niño, dado que su carácter ultra-negativo le permite mostrar una mayor capacidad de auto-exigencia que la que puede mostrar, por ejemplo, la función Niño que sólo logra aspirar (de manera estrictamente teórica, pues debemos recordar que el método jamás debe imponer ningún tipo de barrera o limitación al desarrollo de las cualidades humanas) a un carácter menos optimista y mucho más cercano a la responsabilidad presentada por la función Padre. Todo esto lo iremos comprendiendo mucho mejor cuando expliquemos el arquetipo del subconsciente, ahora a continuación. 

El Subconsciente

El Subconsciente es el área de la mente más visible una vez hemos traspasado el ego y continuamos nuestro camino hacia las profundidades de nuestra mente. Está compuesta por las funciones tercera y cuarta del arquetipo teórico del ego, es decir, las funciones Niño e Inferior (aunque de manera teórica presenta su propio arquetipo con 4 funciones).

En la parte final del apartado anterior se realiza una referencia al potencial de las funciones Niño e Inferior, y de manera bien significativa se menciona el desarrollo en mayor profundidad de dicha cuestión llegada la explicación del subconsciente. En efecto, el subconsciente guarda una relación directa con el potencial de las funciones Niño e Inferior, pues desarrollar el subconsciente conlleva a la mejora de ambas funciones.

Así pues, el arquetipo teórico del subconsciente se compone de las mismas funciones que el arquetipo del ego, pero en esta ocasión el orden en que estas se presentan es el estrictamente opuesto. Con ello, el método pretende reflejar lo que ya ha sido mencionado con anterioridad, que efectivamente la función inferior presenta un mayor potencial que el Niño, aproximándose incluso al del héroe si es capaz de superar todos los miedos paralizadores; al tiempo que el niño podría aspirar a un estado más responsable y maduro, a la vez que mejoraría notablemente sin ser capaz de alcanzar el equilibrio optimismo-cualidades que presenta el Héroe. De este modo:

Inferior (+)

Niño (-)

Padre (+)

Héroe (-)

La idea de que tanto el Padre como el Héroe sean desplazados hacia las posiciones inferiores del arquetipo y adopten las características de las antiguas tercera y cuarta función radica en la sencilla lógica de que la mente, como ya se ha mencionado en alguna ocasión, es incapaz de concentrar su energía a partes iguales entre las funciones que la componen; por ello, se deduce que la nueva atención centrada en las funciones Niño e Inferior, empuja de manera irremediable a las dos funciones principales, llevando a estas a desemplear un nuevo papel de nuestro juego de roles metafórico.

Por añadidura, cabe destacar la elevada importancia de trabajar en el desarrollo del subconsciente. La mente es conocedora de sus debilidades (funciones menos desarrolladas), lo que conlleva un refuerzo más que positivo para si se el individuo si se produce una percepción de mejoría en los puntos más débiles del arquetipo. A decir verdad, una persona con un subconsciente bien desarrollado puede acercarse con gran celeridad a la felicidad y la paz interior; además de presentarse como lo que se entiende por "una persona más completa", puesto que habría trascendido a sus miedos y flaquezas (inferior), y habría logrado madurar a su faceta más infantil (Niño).

En términos generales, una persona puede considerarse "plena" por sí misma si muestra un subconsciente lo suficientemente poderoso como para que, en caso de ser analizado bajo los criterios de este método, se pudiera confundir su arquetipo con el de su subconsciente; una realidad difícilmente realizable si el sujeto en cuestión presenta una edad inferior a los 50 años, dado el tiempo y la madurez requeridas para tal nivel de desarrollo. Es por ello que las personas, conforme van envejeciendo y madurando, van tornándose en individuos más felices, completos y equilibrados psicológicamente, ya no sólo por la trascendencia a los vanos problemas que se perciben en la juventud sino que además, el tiempo y la experiencia les proporcionan un profundo conocimiento de su ser (su ego), así como una puesta en escena de su potencial al cual se han visto forzados para afrontar las distintas situaciones que la vida les ha ido proponiendo como problemas a resolver. En otras palabras, a mayor tiempo de vida, mayor número de experiencias vividas, y por ende más trabajadas se muestran tanto las funciones del ego como del subconsciente, lo que permite a la persona sentirse a gusto consigo misma tanto en sus virtudes innatas como en los puntos que, a causa de la naturaleza de su arquetipo, se muestran con mayores dificultades.

El desarrollo total y absoluta del individuo llegaría en realidad tras la integración del inconsciente (y del súper-ego, si es que este existe realmente) en la personalidad. Temas, los cuales, veremos a continuación. 

El Inconsciente

El Inconsciente, también conocido como la Sombra, es la parte de la mente que se mantiene oculta a la vista de otros individuos y que, sin embargo y con una especial sutileza, tiene efectos directos sobre la conducta de la persona, y con incluso mayor incidencia, en sus pensamientos y sentimientos. La influencia del Inconsciente en nuestro comportameinto puede ser más o menos detectable cuanto mayor sea el desarrollo de las funciones que estés actuando en el momento concreto de la observación.

Este área de la mente abarca la "cara oculta" de las dos funciones principales (aquellas que componían el Ego), es decir, el complemento requerido por estas para alcanzar todo su potencial; algo que resulta tremendamente significativo para la comprensión de la compatibilidad de arquetipos (que explicaremos más adelante, y con mayor detalle y detenimiento en un futuro capítulo), pues como podemos adivinar, el arquetipo teórico del inconsciente supone la máxima compatibilidad del arquetipo teórico del Ego.

Así pues, el arquetipo teórico del Inconsciente se compone también por cuatro funciones, todas ellas complemento de las 4 que componían el Ego y jerarquizadas de igual manera, respetando el orden y carácter de sus homólogas. La estructura teórica del Inconsciente presenta la siguiente apariencia:

Función NÉMESIS (+)

Función CRÍTICA o SENEX (-)

Función TRICKSTER (+)

Función DEMONIO (-)

1) La función Némesis representa las que son las áreas de preocupación de la mente humana. Esta función resulta ser, con total probabilidad, la más "consciente" de las funciones del inconsciente, es decir, la función cuyas características son más fácilmente apreciables por el individuo en aquella de la que el individuo puede identificar con mayor facilidad. Debemos recordar que el análisis de una determinada persona por medio de este método, consiste en la búsqueda e identificación de las funciones que componen el Ego puesto que son estas las que resultan visibles ante la mirada de otros individuos; y esta función no es una excepción, no es viable su identificación en la conducta del individuo.

Con todo, esta función puede actuar a modo de "voz de la conciencia" e influir de manera inconsciente pero bien notable en la manera de actuar del individuo con sus alusiones a las

2) La función Senex o función Crítica engloba los que son los puntos de mayor exigencia, en muchas ocasiones exagerada, de las capacidades que engloba el individuo en dicha función, es decir, la persona se muestra altamente exigente tanto consigo misma como con otros individuos en todo aquello referente a la función que ocupe dicha posición.

La palabra Senex significa viejo sabio en latín, y en este método representa el carácter de lo que podríamos calificar como "viejo cascarrabias" tanto hacia sí mismo como hacia los demás. Este viejo cascarrabias cree saber demasiado y por lo tanto se muestra siempre disconforme con el desarrollo de cualquier actividad que se encuentre englobada dentro de la función que ocupe la posición de Senex o Crítica, siendo pues, en no pocas ocasiones, una función hipócrita.

3) La función Trickster (función boba), representa lo que será el área de mayor debilidad del individuo. Esta función de carácter optimista abarca todas aquellas facultades en las que el individuo, pese a ser conocedor (de manera inconsciente) de las carencias que en ellas presenta, no muestra sino una indiferencia en incluso fanfarronería infantil por su torpeza y debilidad.

Esta falta de iniciativa hacia la progresión en las competencias encuadradas dentro de la función que ocupe la posición Trickster no conlleva más que a un auténtico "talón de Aquiles" del individuo en su mente. Circunstancia a la que se deberá poner especial atención para tratar de disminuir en la medida de lo posible efectos perniciosos de estas carencias, difícilmente solventables en el corto o medio plazo.

La función Trickster puede ser trabajada y potenciada, pero hacerlo resulta un intento contra natura, y supondría un enorme gasto de energía mental para la obtención de resultados poco agradecidos, pues cualquier situación que de manera natural requiriese el empleo de la función, la mente tenderá siempre a buscar otras vías en las que se sienta con mayor comodidad y fluidez.

4) La función Demonio, función estrictamente teórica que bien puede considerar que es inexistente a efectos prácticos en la mente del individuo (veremos ahora a qué nos referimos con esto), representa aquellas virtudes que se potencian en momentos de liberación de tensión o rabia contenida. Así pues, todas estas "virtudes" se tornarían en armas de ataque contra un entorno y una realidad que habrían llevado al individuo a un estado de disconformidad tal que la persona se encuentre enfadada, y reaccione contra ella de manera destructiva.

Ciertamente la función Demonio, pese a su apariencia sumamente maligna y tóxica, supone una herramienta eficaz para derribar esa realidad que perturba al individuo, y con ello, poder reconstruirla desde sus cimientos, en esta ocasión con una implicación más amable para la percepción de la persona.

En cuanto al significado de función "estrictamente teórica", debemos tener en cuenta que la función Demonio se encuentra, dentro del arquetipo teórico del inconsciente, en la cuarta posición; lo que podría traducirse como la función más profunda de la mente.

El Método nos indica en todo momento que, conforme se avanza hacia las profundidades de la mente, la claridad de las funciones cognitivas que se perciben es cada vez menor. Por lo tanto, la percepción de la función Demonio no es en absoluto sencilla, y mucho menos precisa en ninguno de los casos. Con todo, a efectos prácticos, la función Demonio engloba aquellas cualidades de la conducta humana de las que la mente prácticamente carece, funcionando de manera muy similar a la función Trickster, con la gran diferencia de que esta última tiene un carácter pasivo y muy optimista, mientras que la función Demonio tiene, por el contrario, un carácter altamente pesimista de las carencias que supone para el individuo (lo que podría implicar, atendiendo al funcionamiento teórico de la función, que estas virtudes se muestran únicamente en momentos destructivos y negativos, donde la rabia las estimularía). 

El Super-Ego

El Super-Ego es, de manera estrictamente teórica también, la parte más profunda de la mente de las cuatro que la componen (Ego, Subconsciente, Inconsciente, Super-Ego). De manera bien significativa, el arquetipo teórico de esta parte resulta exactamente la versión invertida del arquetipo del inconsciente, resultando con ello la función principal del Super-Ego aquella que en el apartado anterior se explicó era meramente una teoría, y ocupaba el último puesto de desarrollo en la jerarquía mental, es decir, la función Demonio.

No resulta nada sorprendente la estrecha relación y el parentesco existentes entre la función Demonio y el arquetipo del Super-Ego. Ambos representan las acciones destructivas que, siguiendo de forma literal las instrucciones de este método, la persona adoptaría en un conato de destrucción de la realidad que la rodea para proceder a continuación a su reconstrucción; y al igual que sucede con la función, no se puede confirmar la existencia real de esta parte de la mente.

El arquetipo teórico del Super-Ego resulta en la siguiente composición:

Demonio (+)

Trickster (-)

Senex (+)

Némesis (-)

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A continuación se facilita, al igual que en la primera parte del presente tratado, un enlace de acceso al test 16personalities, con el fin de que el lector pueda poner en práctica lo que aquí se expone y averiguar con cuál de los tipos de personalidad explicados se identifica.

ISMAEL RODRÍGUEZ GARCÍA