La caracterización por contraste en Antígona

05.05.2020

1. Introducción

La técnica de caracterización de personajes a través del contraste es muy común en la historia de la Literatura, y especialmente en la tragedia griega. Consiste en contraponer sus personalidades con el fin de radicalizar posturas y conseguir una mayor tensión dramática. Al leer las tragedias de Sófocles me llamó la atención cómo, al tratarse del género dramático, el autor es capaz de describir a personajes simplemente a través de su actuación. Fue entonces cuando me di cuenta de los numerosos contrastes que había, y de cómo estos comparaban comportamientos casi siempre radicalmente distintos para reafirmar la identidad de los personajes.

Empezaré haciendo un breve resumen de los conflictos que presenta la obra de Sófocles, y después analizaré los contrastes entre algunos personajes. En primer lugar, hablaré del contraste entre Antígona y Creonte, y más tarde analizaré el de Antígona y su hermana Ismene.

2. Desarrollo

2.1. Conflictos y enfrentamientos

Como en prácticamente todas las tragedias clásicas, en Antígona la falta de equilibrio - de medida - ocasiona la sucesión de fatales destinos (idea frecuentemente repetida por el coro). A grandes rasgos, estalla un conflicto entre el poder, el hombre, las pasiones y los dioses, que se podría concretar en siete enfrentamientos: el individuo contra la sociedad o Estado, la familia contra la polis, los hombres frente a los dioses (la ley natural, religiosa o divina contra la ley civil o política), el hombre frente a la mujer, la juventud frente a la madurez, los vivos frente a los muertos, y el hombre frente al cosmos.

Estos enfrentamientos entre las ideas opuestas son encarnados por los personajes de la tragedia, que, al tener personalidades antitéticas, representan planteamientos opuestos.


2.2. Contraste entre Antígona y Creonte

A menudo se discute sobre si es Antígona o Creonte el protagonista de la tragedia pero, sin entrar en la discusión, me gustaría señalar que el carácter contrapuesto de estos dos personajes es reforzado por esta situación, pues al afirmar el protagonismo de Antígona necesariamente se acepta a Creonte como antagonista, y viceversa.

Antígona representa la defensa de la ley divina (ley eterna) sobre la humana, defendida por Creonte. Esto lo demuestra al enterrar y rendir los honores funerarios a un familiar frente a una ley coyuntural y civil que, de hecho, atenta contra la propia ley natural. Mientras que Creonte lo subordina todo a la razón de Estado, Antígona obra con un sentido del deber movido por el amor a la familia, la propia conciencia y la ley religiosa. De hecho, me atrevería a decir que Creonte no actúa tanto en favor de la polis, sino más bien en su propio beneficio como tirano que acaba de acceder al trono. Esto se puede ver en sus comentarios hacia Antígona e Ismene: "No sabía que alimentaba dos plagas que iban a derrumbar mi trono" [1].

Como en la mayoría de las tragedias sofocleas, en Antígona nos encontramos un "drama «de dos figuras»cuyo enfrentamiento condiciona el movimiento dramático" [2]. Estas son Creonte y Antígona, cuyos destinos se verán entrelazados por una confrontación entre sus ideas y actuaciones. En mi opinión, esta técnica de contraste explica, tal vez, que se exageren y se radicalicen las contrarias posturas de los personajes, convirtiéndose de esta manera en una técnica también de realce.

La caracterización de Antígona coge fuerza al compararla con Creonte. Antígona obra con determinación y firmeza, así como con audacia al defender la ley divina y el amor fraternal a Polinices, mientras que Creonte obra con obstinación y tozudez defendiendo su propia ley. Es también muy interesante ver cómo, conforme va avanzando la tragedia, la personalidad de Antígona se va acercando a la de Creonte, en el sentido de que la supuesta heroína va perdiendo su impacto propiciado por su sentido del deber, y se va convirtiendo en una defensora de su orgullo propio al convertir el conflicto en algo personal que se aleja del amor a su hermano. Esto lo prueba su suicidio, que, aunque puede ser interpretado de múltiples maneras, una posible interpretación es que, negándose a dar la razón a Creonte, se niega a permanecer en la sepultura en la que la ha encerrado, y para no darle la satisfacción de haber triunfado se quita la vida en un acto de libertad personal y defensa de su autonomía. En vez de afrontar su destino, Antígona, en un acto de soberbia, se decide poseedora de su propia vida, y sin reflexionar sobre las posibles consecuencias de su muerte (suicidio de su prometido, Hemón) decide suicidarse, habiendo perdido totalmente, o en parte, el horizonte de su argumentación - la defensa de la ley religiosa y de sus familiares. Del mismo modo, Creonte también pierde el horizonte de su postura al defender las leyes humanas (su propio gobierno) incluso sobre las divinas, de lo cual Tiresias y su propio hijo - Hemón - intentan advertirle. No obstante, mientras que Antígona muere tozuda, Creonte se arrepiente y cede, aun siendo ya demasiado tarde (suicidio de Antígona, de Hemón y de su mujer). Un comentario que ilustra bien la personalidad prudente y terca de Creonte es el siguiente: 

"También yo lo sé y estoy turbado en mi ánimo. Es terrible ceder, pero herir mi alma con una desgracia por oponerme es terrible también." [3]

En conclusión, la relación entre estos dos importantísimos personajes es muy compleja, pues se aproximan y se alejan en sus comportamientos de una forma tan artísticamente lograda que sus poliédricas personalidades se contraponen y se asemejan de forma que se refuerzan la una a la otra a la hora de ser caracterizadas, viéndose así la eficacia de la técnica de contraste.

2.3. Contraste entre Antígona e Ismene

Ya desde la primera escena de la obra Sófocles muestra a las dos hermanas, Ismene y Antígona, discutiendo sobre lo que harán ante la prohibición de su tío de enterrar a Polinices. Mientras que ambas coinciden en que es una ley injusta y tiránica, cada una defenderá planteamientos diametralmente opuestos. 

Por un lado, Antígona decide obrar audazmente y enfrentarse a la ley civil en favor de la ley divina sin importar las consecuencias. Es una mujer valiente, con las ideas claras acerca de su deber como hermana del difunto, y de un ardiente amor hacia su familia: 

"Yo lo enterraré. Hermoso será morir haciéndolo. Yaceré con él al que amo y me ama, tras cometer un piadoso crimen, ya que es mayor el tiempo que debo agradar a los de abajo que a los de aquí " [4].

Además, en mi opinión, antes de caer en el orgullo propio anteriormente explicado, Antígona es una mujer auténtica y veraz, quien, sin importar las circunstancias, actúa del mismo modo en defensa de su difunto hermano.

Por otro lado, su hermana Ismene es más bien el polo opuesto a Antígona. Es una mujer cobarde que ante el peligro de ser castigada por infringir una ley injusta (inferior a la ley divina) se empequeñece y acepta las desgracias, en vez de afrontarlas con valentía y salir en defensa de Polinices. No solo es cobarde, sino que también es indecisa en el actuar. Sabe lo que debe hacer, pero no está segura de poder llevarlo a cabo. De hecho, hay un momento de la tragedia en que, mientras Antígona está discutiendo con Creonte, aparece con remordimientos Ismene en escena pidiendo asociarse con Antígona en el crimen: "¡Hermana, no me prives del derecho a morir contigo y de honrar debidamente al muerto!" [5]. Entonces, Antígona le reprocha su falta de veracidad y de amor hacia su hermano: 

"Yo no amo a uno de los míos, si solo de palabra ama" [6].

En resumen, cada hermana representa respuestas radicalmente distintas ante la situación propuesta, y a través de su comparación ambas posturas destacan, en mi opinión, la una como defecto y la otra como virtud, mostrándose de esta manera la eficacia de la técnica literaria del contraste.

Además, me gustaría señalar que esta técnica de contraste y de radicalización de posturas en ocasiones puede llegar a impedir matices en los personajes. No obstante, creo que en Antígona esto no ocurre, pues presenta unos personajes muy abiertos a la interpretación - véase el suicidio de Antígona - y afirmar que son unos personajes planos que no evolucionan sería absurdo, como ha sido demostrado más arriba en la descripción de los cambios de actitud en Creonte, Antígona e Ismene.


3. Conclusión

En conclusión, esta importante obra de Sófocles logra tocar los temas más humanos de la virtud y el vicio, y reforzada por el carácter contrastivo de los personajes, provoca una transformación en el público: la catarsis. Los contrastes entre Antígona y Creonte, y Antígona e Ismene aumentan la radicalización de los personajes y de sus posturas, ayudando así a caracterizarlos y a potenciar la tensión dramática. Además, en esta tragedia se logra compaginar el estatismo de las posturas con la matización de los personajes, que dan lugar a una genuina interpretación - tan importante en el objetivo que busca el autor de hacer reflexionar al espectador. Por tanto, con los contrastes expuestos creo haber logrado explicar la importancia de esta técnica en la literatura, y cómo esta logra reforzar los ideales que el autor busca transmitir. [7]


*Bibliografía

- LASSO DE LA VEGA, J.S., Karl Reinhardt y la Filología Clásica en el siglo XX, Cuadernos de la Fundación Pastor, Madrid, 1983.

- LESKY, Albin, La tragedia griega, Editorial Labor, Barcelona, 1966.

- SÓFOCLES, Tragedias, Biblioteca Clásica Gredos, introducción de José S. Lasso de la Vega, traducción y notas de Assela Alamillo, Madrid, 1981.


*CITAS

[1] SÓFOCLES, Tragedias, Biblioteca Clásica Gredos, introducción de José S. Lasso de la Vega, traducción y notas de Assela Alamillo, Madrid, 1981. Página 268 (versos 533-534).

[2] SÓFOCLES, op. cit., página 81.

[3] SÓFOCLES, op. cit., página 290 (vv. 1095-1096).

[4] SÓFOCLES, op. cit., páginas 251 y 252 (vv. 71-76).

[5] SÓFOCLES, op. cit., página 269 (v. 545).

[6] SÓFOCLES, op. cit., página 269 (v. 544).

[7] En la obra hay más contrastes entre personajes de los expuestos en este trabajo, sin embargo, he tenido que elegir estos dos como los más ilustrativos y centrarme en ellos.

RAFAEL TORRE DE SILVA VALERA