Conocimiento y originalidad: un breve análisis sobre la producción del conocimiento

08.08.2020

Por: Santiago Méndez-Monasterio Silvela 

Teoría del Conocimiento

-- Bachillerato Internacional --

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"La producción de conocimiento es siempre una tarea colaborativa y nunca únicamente un producto del individuo". Discuta esta afirmación haciendo referencia a dos áreas de conocimiento.

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Decía Bernardo de Clairvaux que "quien aprende enseñándose a sí mismo es posible que tenga un tonto por maestro". Al reflexionar sobre esta máxima, percibí la relevancia del proceso de adquisición y producción del conocimiento, y tomé la decisión de indagar sobre este asunto. En cuanto a 'producción de conocimiento' (de un conocimiento nuevo, entiéndase) considero que es el proceso por el que se obtiene un saber determinado tras una racional observación y reflexión sobre la realidad. El conocimiento se entiende frecuentemente [1] de dos modos, con carácter universal: aquel saber que produce el individuo a partir de sus experiencias personales, la práctica y la investigación, relacionado con su situación particular (conocimiento personal), o el conocimiento producido por un grupo de individuos, que colabora conjuntamente en la obtención de un saber estructurado, sistemático y cambiante (conocimiento compartido). Tal como establece el polímata Michael Polanyi, también puede determinarse la diferencia entre el denominado conocimiento explícito (fácilmente expresable en lenguaje formal, como fórmulas, códigos o principios universales) y conocimiento tácito o implícito (formado por las creencias y experiencia individual, los valores personales y el instinto; es más difícil de comunicar) [2]. Dada su sencilla externalización y expresión en lenguaje formal, se identifica el conocimiento explícito con el conocimiento compartido, mientras que se establece una relación entre conocimiento tácito y conocimiento personal. Estos dos tipos de conocimiento están estrechamente vinculados, y se enriquecen mutuamente.

En estas dos clasificaciones del conocimiento se basará mi argumentación para responder a las preguntas de conocimiento que siguen, basadas en la proposición del ensayo: ¿puede únicamente un sujeto lograr por sí solo la producción de conocimiento (lo cual supondría un conocimiento personal)?, o ¿en qué medida la producción de conocimiento precisa siempre de la colaboración de varias personas (que resultaría en un conocimiento compartido)?. Personalmente, considero que para producir conocimiento nuevo es necesaria la colaboración de varios individuos en toda ocasión, dado que en el término "tarea colaborativa" también incluyo la colaboración no simultánea o indirecta, en el sentido que se explicará más adelante.

El área de conocimiento de las Ciencias Naturales es un ámbito propicio y adecuado para exponer lo antedicho. Las disciplinas de esta área basan su contenido, como hemos señalado anteriormente, en el conocimiento explícito, es decir, aquel que puede expresarse en lenguaje formal (teorías, fórmulas...) y transmitirse con facilidad. El lenguaje, junto con la previa percepción sensorial, es crucial en la comunicación para expresar el saber adquirido y conseguir así la obtención de conocimiento. La constante investigación, los nuevos estudios y descubrimientos provocan en el conocimiento de estas disciplinas modificaciones y actualizaciones permanentes. Estos nuevos avances de la ciencia son alcanzados tras un importante periodo de análisis e indagación, después del cual se establecen ya las conclusiones (las fórmulas, leyes o teorías...). En la mayoría de los casos, y sobre todo actualmente, estas leyes o teorías son elaboradas y conformadas gracias a la colaboración conjunta de varios científicos que trabajan en el mismo proyecto compartiendo datos, opiniones y experiencias, o bien basándose en trabajos anteriores. Por si fuera poco, después de su formulación dichas conclusiones son desarrolladas y revisadas por parte de otros investigadores, siendo reformuladas y modificadas, o a veces incluso rechazadas, ya que así es como funciona el método científico. Es decir, la estructura del conocimiento en las Ciencias Naturales es tal que favorece siempre la colaboración de varios individuos (ya que se basa en el conocimiento explícito, cuyo contenido puede expresarse en lenguaje formal y se transmite fácilmente).

Un ejemplo adecuado sería la Teoría de Cuerdas, elaborada gracias a la colaboración o trabajo conjunto de dos científicos (Joël Scherk y John Schwarz), y que ha sido posteriormente transformada con la elaboración de variantes por parte de otros profesionales de la ciencia. De esta manera, en el día de hoy se han logrado las correcciones y conclusiones adecuadas en la teoría por medio del trabajo colaborativo directo de varios individuos.

No obstante, puede defenderse una perspectiva que establezca lo contrario, alegando que, en una primera instancia, el formulador de una ley o teoría produce conocimiento individualmente, obteniendo como resultado una conclusión nueva y completamente diferente, como podrían ser los casos de la Teoría de la Selección Natural de Charles Darwin o la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein, que supusieron, cada una en su época, una total revolución en la ciencia. En estos casos puede parecer, a primera vista, que tanto Darwin como Einstein tenían conocimientos propios o individuales, capacidades particulares o perspectivas únicas que les permitieron llegar en su investigación a donde no había llegado nadie antes que ellos.

Si bien esto es parcialmente cierto, cabe destacar lo siguiente: para la elaboración de sus revolucionarias teorías, tanto Darwin como Einstein se basaron en teorías, hipótesis, leyes o trabajos y proyectos anteriores, previos a sus propias fórmulas, sin los cuales no habrían sido capaces de obtener sus propias conclusiones. Además, tuvieron que ser minuciosamente revisadas y perfeccionadas para poder ser aceptadas dentro de un método científico establecido. Por tanto, en las Ciencias Naturales prima el conocimiento compartido. Así, la producción de conocimiento es siempre colaborativa. Necesario es mencionar que, aunque la colaboración es, en la mayoría de los casos, directa o sincrónica, no siempre sucede de este modo, tal y como ya hemos podido observar. Es decir, aunque es cierto que los individuos pueden aportar saber a una base de conocimiento preexistente, la producción de conocimiento individual está siempre supeditada al proceso de conocimiento colectivo, esto es, el ya mencionado conocimiento compartido.

Otra área idónea para el análisis de la cuestión propuesta son las Artes. Basándonos de nuevo en la clasificación del conocimiento establecida al comienzo del presente ensayo, cabe destacar que el conocimiento en este campo es principalmente tácito, pues incluye las experiencias personales, los valores y principios individuales, que son más complicados de comunicar. Consecuentemente, las artes son como son, esto es, especialmente "libres" y diversas. Además, tanto en la pintura, la escultura, la arquitectura, etc. como también en las artes literarias y escénicas predomina sobre todo el conocimiento personal, tan importante y necesario para lograr la creatividad: las obras son el resultado de la perspectiva (el modo personal de ver la realidad), el instinto y las creencias de cada persona en particular, de cada autor. Así, en este ámbito es notoriamente más complicado apercibirse de la presencia del conocimiento compartido.

No obstante, sucede prácticamente lo mismo que percibíamos en el caso de las Ciencias Naturales con las teorías y fórmulas. Las obras artísticas están siempre irremediablemente influenciadas por obras anteriores en las que se basa el autor para producir su propia obra, es decir, el autor no "pare" - en el sentido socrático de la palabra [3] - por sí mismo las ideas que más tarde refleja en la obra. De este modo, la producción de conocimiento tampoco llega a ser, en ningún caso, rigurosamente individual, a pesar de que las apariencias puedan manifestar que sí.

Esto se cumple en el día a día. A mí personalmente me atraen notablemente el dibujo y la pintura. En ocasiones, incluso me atrevo a crear mis propias obras originales. Sin embargo, cuando las finalizo y examino minuciosamente, puedo percibir similitudes con obras ya existentes en diferentes aspectos, como son las técnicas empleadas, el modo de dibujar ciertos elementos, la disposición y el orden... reconociendo en mi propia pintura características propias de las obras de otros artistas. De igual modo ocurre con numerosas obras como esculturas, edificios, novelas, composiciones musicales, etc. en las que siempre percibimos aspectos o elementos que no son rigurosamente propios del autor, sino que muestran las influencias de otras técnicas y trabajos en los que se ha basado para producir su obra. Es más, en las artes no hay autores marginados o aislados, sino que existen escuelas o movimientos determinados, a partir de los cuales son clasificados los artistas. En situaciones como estas me doy cuenta de la importancia que tienen en el área de las artes las experiencias personales y las percepciones del mundo de cada sujeto en particular. Así, aunque no lo parezca, la originalidad y la creatividad personal únicas y genuinas no son tan frecuentes; el ejemplo expuesto anteriormente lo muestra inteligiblemente.

Como bien señala el filósofo Alvin Goldman: "el conocimiento es una interacción continua entre sujetos, y entre ellos y su entorno" [4]. Esta situación propia del conocimiento por esencia se da especialmente en las artes, pues, como ya hemos visto, para la creación de obras es fundamental la interacción del autor con otras personas y con su ambiente. Aun cuando es cierto que el resultado o elaboración final puede ser considerado como producto original del artífice, toda obra artística está basada en técnicas, conocimientos o trabajos previos, asimilados durante el proceso de intercambio de conocimiento con otros sujetos y la interrelación con el entorno. Al estar fundamentadas, aún subconscientemente o en lo más mínimo, en trabajos ya existentes, las obras nunca podrán ser totalmente "nuevas". De este modo, podemos apreciar que en las artes predomina también el conocimiento compartido: la producción de conocimiento es una tarea colaborativa, ya que, aunque no acontezca una colaboración directa como tal, se da siempre una colaboración "indirecta" o no paralela en la creación de las obras.

En conclusión, tras haber analizado cuidadosamente el tema de la pregunta y desarrollado la argumentación en referencia a las preguntas de conocimiento formuladas, podemos afirmar que la producción de conocimiento es siempre, efectivamente, un tarea colaborativa, si bien es preciso resaltar que esta colaboración no debe ser en toda ocasión directa o simultánea, como se ha demostrado a lo largo del presente ensayo.


*CITAS

[1] Cfr. Guía de Teoría del Conocimiento, Programa del Diploma del Bachillerato Internacional, págs. 17-18

[2] Cfr. Polanyi, Michael: Knowing and being, University of Chicago Press, Chicago, 1969.

[3] Cfr. Platón: Obras completas de Platón , puestas en lengua castellana por primera vez, Diálogo de Teeteto. Edición de Patricio Azcárate, Medina y Navarro editores , Madrid 1871, págs. 168-173. 

Obtenido de: https://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf03145.pdf. 

[4] Cfr. Goldman, Alvin & Kornblith, Hilary & Sosa, Ernest: Knowledge, belief and character, editado por Guy Axtell, Rowman&Littlefield Publishers, EE.UU 2000.


BIBLIOGRAFÍA

  • 1. Guía de Teoría del Conocimiento, Programa del Diploma del Bachillerato Internacional, publicada en abril de 2013.
  • 2. Polanyi, Michael: Knowing and being, University of Chicago Press, Chicago, 1969. 
  • 3. Eraña, Ángeles & Barceló, Axel Arturo: El conocimiento como una actividad colectiva, revista de Filosofía "TÓPICOS" no.51, jul./dic. 2016. Obtenido de: https://www.scielo.org.mx
  • 4. Gibbons, Michael & Limoges, Camille & Nowotny, Helga: La nueva producción de conocimiento. La dinámica de la ciencia y la investigación en las sociedades contemporáneas, Barcelona, 1997. 
  • 5. Goldman, Alvin & Kornblith, Hilary & Sosa, Ernest: Knowledge, belief and character, editado por Guy Axtell, Rowman&Littlefield Publishers, EE.UU 2000.
  • 6. Platón: Obras completas de Platón, puestas en lengua castellana por primera vez, Diálogo de Teeteto. Edición de Patricio Azcárate, Medina y Navarro editores, Madrid 1871. 


SANTIAGO MÉNDEZ-MONASTERIO SILVELA